“El Pescado Frito”, serie donde actúa estudiante UArtes, se estrena en MZ14 con apoyo de la Secretaría de DDHH

Por su trayectoria en la producción televisiva nacional, el nombre de Paco Cuesta está vinculado a ese medio. No obstante, él es un artista, creativo y autor que integró La Artefactoría, que ha tenido varias propuestas expositivas e incluso hecho publicaciones. Ahora presenta “El Pescado Frito”, un audiovisual que concibió hace cuatro años y que se estrenará este 30 de agosto, a las 18:00, en el Cine del MZ14. Cuenta con el apoyo de la Secretaría de Derechos Humanos, que junto con la Universidad de las Artes propone con su presentación un espacio de encuentro, reflexión y construcción de memoria social.

De cómo llega con “El Pescado Frito” al Centro de Producción e Innovación MZ14 de la UArtes, Cuesta confiesa que por la Secretaría de Derechos Humanos que al conocer de su propuesta la respaldó e hizo el relacionamiento. Resalta la calidad de sonido, imagen y climatización que encontró en nuestro cine..

A su propuesta la trabajó como un demo de tres minutos, a fin de presentarla a productoras, canales de señal abierta o productores internacionales. Luego, por la cantidad de material que tenía, su data mánager le indicó que daba para un corto, pero necesitaba conflicto y desenlace. Tras reescribir la historia resultó que tenía material para un largometraje y cuando terminaron de grabarlo supo que daba para una serie de varios capítulos, lo cual había considerado por ser más comercial.

En esta imagen y la anterior dos de las escenas de la serie El Pescado Frito, en su primer capítulo.

Satisfecho por lo que había reescrito, Cuesta comenta que se lanzó a hacer seis capítulos, pero al cuarto se quedó sin fondos. “Estaba invirtiendo mi capital en algo que no sabía hacia dónde iba: canal de señal abierta o plataforma. Había dialogado con diferentes medios y aunque la propuesta resultó interesante dudaron en contar con agencias y clientes para auspiciarla. Otros canales no estaban de acuerdo con el tema transgénero, de identidad de género y problemática social que aborda la producción”, explica el realizador, quien continuó el proyecto por el apoyo de la Secretaría de Derechos Humanos.

“El Pescado Frito” nace de un hecho real llevado a la ficción. Es el nombre de una conocida picantería de Guayaquil atendida por mujeres transgénero. Cuesta se remonta a los 70 y trae a la memoria los contados lugares que existían para comer en la madrugada tras salir de una fiesta, del trabajo e incluso iniciar actividades. Uno de ellos estaba por el Mercado Sur (hoy Palacio de Cristal), el cual retrata en la producción. Lula de Silva es la propietaria del restaurante, cuya codiciada receta lleva a un insospechado suceso. El sitio es para sus trabajadoras, conocidas como Las Ratonas, su segundo hogar. Unas llevan vidas complicadas, otras no tanto y la mayoría –o todas– ha sido violentada por homofobia y transfobia.

Aunque la historia de “El Pescado Frito” la tenía desde hace mucho tiempo en mente, Cuesta investigó para realizar la producción y descubrió cifras alarmantes, como que el 47% de mujeres transgénero se suicida por la falta de comprensión de sus familiares o de la sociedad.

Paco Cuesta (segundo der., sentado) junto a una parte del elenco de la serie El Pescado Frito.

Que no es activista, sino un artista, indica el realizador, mas cree que se convertirá en uno por toda la injusticia que ha podido percibir. Proponer la producción y encontrarse con canales llenos de creencias que impiden observar al mundo como se desarrolla lo deja en evidencia. “La gente sigue agrediendo a quienes son diferentes, cuando somos todos iguales. Cómo no tratar de mostrar esta realidad guayaquileña y mundial en este momento cuando las cosas están cambiando de manera tan rápida”. 

Nuevamente haciendo memoria, Cuesta indica que hace algunos años el canal donde laboró por mucho tiempo realizó un taller en el que se analizaron los rumbos de la televisión en el mundo y son el empoderamiento y la inclusión de las personas llamadas minorías y todo lo relacionado con la identidad de género. “Las relaciones que tienen una especie de misterio por no ser tradicionales son las que la gente busca conocer. La juventud está inmersa en ese tipo de relaciones donde todo está por descubrirse”.

El personaje central de “El Pescado Frito” lo encarna Doménica Menessini y Fernando Gálvez a la propietaria del restaurante. Para la producción hubo castings de actores y actrices y como Cuesta no conocía a actrices transgénero le pidió ayuda a uno de sus hijos y este, a su vez, a Maribel Solines. Ellos hicieron la selección del elenco. Junto con Menesini lo integran otras tres actrices trans: Ketsia Borosky, Rudy Arana y Romina Guillén, estudiante UArtes.

Aquí el link de la producción: https://elpescadofritolaserie.com/

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